EL CAMPO ARGENTINO INMUNE A LA PANDEMIA
“En el campo nunca hemos estado en cuarentena porque desde el primer día estuvimos entre las excepciones”, dice Hugo Viga, un productor de Marcos Juárez, en la cuenca productiva de la provincia de Córdoba. “Hemos estado abastecidos de insumos y de repuestos y también ha funcionado el transporte”, agrega Viga sobre los trabajos ininterrumpidos en los últimos meses, que han llevado a un nuevo récord histórico: entre enero y abril, el volumen de exportaciones agroindustriales referidas a granos, harinas y aceites vegetales alcanzó los 32,3 millones de toneladas, superando la marca de 30,8 del primer cuatrimestre de 2019, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). El aumento del volumen compensó el descenso de su valor. Las citadas exportaciones totalizaron 8.400 millones de dólares, un 1% menos que el año anterior debido “a la caída de los precios internacionales”, según aclara Julio Calzada, director de Estudios económicos del organismo bursátil. "Los precios ya venían a la baja el año pasado y en estos meses siguieron cayendo, pero menos que otros commodities como el petróleo o las materias primas industriales”, agrega Calzada. En los alrededores de Rosario, una ciudad a 300 kilómetros de Buenos Aires a orillas del río Paraná, está el mayor polo agroindustrial de soja del mundo, con una veintena de terminales portuarias de granos y fábricas aceiteras repartidas por la costa fluvial. El complejo agroexportador se adaptó con rapidez a los nuevos protocolos sanitarios de la covid-19 para seguir en funcionamiento, señala Calzada. “Los transportistas antes llegaban al puerto, se bajaban e interactuaban con otros, por ejemplo. Ahora se los provee de elementos de limpieza y permanecen dentro del camión cumpliendo las normas”, explica el economista. El carácter extensivo en grandes superficies de cultivo con menor empleo de mano de obra facilita también el cumplimiento de los nuevos protocolos.